miércoles, 15 de abril de 2020



MEDIDAS DE CONTENCIÓN.


Un modelo matemático sugiere que se tendría que identificar al 80% de contactos para poder contener una epidemia que comienza con 20 casos de COVID-19, (asumiendo una R0 de 2,5), en un periodo de tres meses. Sin embargo, la contención de la COVID-19 seguramente será insuficiente a la luz de la existencia de transmisión presintomática y de un periodo relativamente extendido de infecciosidad.


Por ello, la OMS instó a los países a practicar la contención (es decir, detectar y aislar los casos, identificar los contactos y ponerlos en cuarentena) y la mitigación (es decir, ralentizar la propagación del virus en la comunidad) al mismo tiempo. En este sentido, una serie de modelos realizados por un equipo de Harvard sugiere que la cuarentena y/o seguimiento de contactos, aunque imperfecta, actúa de manera sinérgica con el distanciamiento social para reducir la R0 y mitigar la epidemia de COVID-19. Según apunta un artículo en The Lancet, los países tendrán que priorizar medidas para evitar el impacto en salud por encima del impacto económico.


Un análisis comparando la evolución de la epidemia de gripe española (1918) en dos ciudades americanas, claramente pone en relieve el papel importante de las medidas proactivas (dos días después del primer caso) impuestas en St. Louis frente a las medidas reactivas (16 días después del primer caso) impuestas en Philadelphia.


En el caso de la COVID-19, estas medidas, si son tomadas a tiempo, servirán para aplanar la curva epidémica y así evitar que se desborden los servicios sanitarios.

Recomendaciones
Partiendo de la evidencia generada sobre el impacto de las medidas tempranas tomadas en China y Corea del Sur, y en vista del contexto epidemiológico actual en España (focos de transmisión comunitaria sostenida en Madrid y el País Vasco, sin descartar que pueda estar ocurriendo también en otras zonas de España), deseamos trasladar algunas consideraciones de carácter general para todo el territorio.

De manera importante, las medidas proactivas de mitigación sugeridas a continuación, y que hacen énfasis en medidas de distanciamiento social, pretenden proteger especialmente a las poblaciones más vulnerables (personas mayores y personas con condiciones crónicas) que se pueden ver afectadas de manera directa e indirecta por la epidemia:

Considerar la suspensión / aplazamiento de los actos que impliquen la congregación de un gran número de personas (incluyendo eventos deportivos, culturales y de ocio).

Valorar, en la medida de lo posible, jornadas de trabajo no presenciales buscando para ello alternativas telemáticas (teletrabajo, reuniones no presenciales, etc.) y medidas de flexibilidad laboral y de horarios (para evitar horas punta en transportes públicos y facilitar la logística familiar).
Buscar alternativas en el ámbito docente (universidades y eventualmente el resto de centros de enseñanza) para evitar la presencia física de estudiantes y personal académico.

Recomendar a la población general evitar viajes que no sean imprescindibles, dentro y/o fuera del país.

Limitar / evitar las visitas a residencias para personas mayores y hospitales, particularmente por parte de personas que presenten síntomas de la enfermedad.
En casos justificados, considerar el aislamiento de localidades donde pueda existir una elevada transmisión.

Recordar / reforzar las medidas higiénicas (lavado de manos) y facilitar gel desinfectante de manos en lugares públicos y privados (centros de trabajo, centros deportivos, etc.).

A nivel individual, recomendar medidas de distanciamiento social, incluyendo la cuarentena voluntaria para personas potencialmente expuestas al virus, evitar dar la mano / besos, intentar mantener por lo menos un metro de distancia (e idealmente dos) con otras personas, evitar el transporte público en momentos de punta, en la medida de lo posible.

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